Siempre hemos cumplido
- PRENSA
- 31 may 2016
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Por MANUEL SÁNCHEZ AGUIRRE
Presidente Fecolfutsalón
¡Claro que le enviamos fuerzas al Chavito para que se ganara el Giro de Italia!, pero el deporte, como en todo, tiene ganadores y vencidos en franca lid, y este ciclista verraco nos hizo resignar con sus palabras cuando, al dejar atrás las excusas y enfrentando la realidad, le dijo a todo el mundo: “si las piernas no andan, no andan”.
¡Qué pundonor! La de ese muchacho…su nobleza, su humildad, su inteligencia y su manera de responder las inquietudes de los periodistas nos hacen sentir que estamos ante una generación de deportistas preparados para adueñarse de la gloria. A Esteban Chávez, no le pasará tantos años para adjudicarse una de las grandes.
Al fin y al cabo, se perdió con uno de los poquitos ciclistas de la historia que han ganado Tour, Giro y Vuelta y con su equipo encontró las fuerzas que al colombiano se le agotaron a una etapa de terminar: estuvo solo controlando los ataques de los grandes en todo el Giro, y eso, es como para quitarse uno el sombrero.
Y pese a que cada vez estamos más lejos de esa sociedad colombiana que festejaba los empates con sabor a victoria; que veía lógico haber perdido con aquel y con aquel otro porque era superior, y eso antes, antes…
…Que se mostraba de acuerdo con frases como: el sólo hecho de terminar la carrera…haber clasificado al Mundial…haberse enfrentado con el mejor del mundo ¡o ya quisiera que corriera con ese equipo, o tuviese el mismo auto!... eso parece ser cosa del pasado.
Esta reflexión para entender un poco lo difícil que es ganar en el deporte: para Chávez fueron 52”, para deportes como el nuestro, pueden ser centésimas de segundos las que hagan falta para quedarse por fuera de la fiesta… y entonces digo también: qué orgulloso me siento como presidente de mi deporte en este país, de todo ese puñado de hombres y mujeres que cumplieron con la tarea de salir a la cancha y superar la meta…
Y sí, porque quiero recordarles esta semana que el microfútbol como lo conocemos nosotros en el país y/o el fútbol de salón como se le llama en el resto del orbe, ha sido, escúchenlo bien, el único deporte de conjunto en toda la historia de Colombia que ha sido tricampeón mundial en varones categoría mayores y campeón del mundo en mujeres...y eso nadie no los quita.
Los tres que consiguieron los varones en Bolivia 2000; Colombia 2011 y Biolorussia en 2015 y el que se adjudicaron las muchachas en Barrancabermeja 2013.
Esa es la responsabilidad que tenemos con el país deportivo. Unas metas altas cada vez que salimos a representar a Colombia que ya nos ha visto dar la vuelta olímpica en un mundo donde nos señalan como el mejor con los mejores. Un universo que nos ve como la gran potencia que somos. En fin, toda una familia internacional que reconoce nuestra organización y nos pone como modelo de réplica.
Todo ese contexto no nos deja otra opción que la de salir campeones cada vez que los equipos de hombres y mujeres disputan cualquier evento internacional. ¡Qué tal! La sola historia y nuestro palmarés ya nos exigen seguir siendo los mejores en el universo del fútbol de salón, porque, si no, sonaría a fracaso… así de fácil, no hay vuelta de hoja.
Por todo y eso, hoy quiero aprovecharme de lo que pasó con el pedalista bogotano en el Giro al que admiramos profundamente, para decirle a la gran familia del deporte nacional que le hemos cumplido al país.
Una segunda reflexión: este muchacho quedó segundo luego de 20 días de competencia, con más de 3.000 kilómetros en sus piernas como motor, sobre terreno llano, subiendo los Alpes y Las Dolomitas y descolgándose en tenebrosos descensos en donde metro a metro se jugaba la vida.
Otros, en cambio, son recibidos como héroes cuando ni siquiera cumplieron llegando a semifinales… esos triunfos morales que reciben toda la atención de la prensa para proteger un producto comercial, contrario a otras victorias que sí terminaron con el título y pasaron desapercibidos, se volvieron ‘pardos’ y apenas le robaron centímetros a la prensa escrita; segundos a la televisión y minutos a la radio.
Esa es la descompensación que criticamos y seguimos en desacuerdo, no sólo el fútbol de salón, sino muchos deportes cuyos dirigentes se esmeran por cumplir al pie de la letra con la tarea y a la distancia se desconsuelan por la forma como otros reciben la gloria aportando tan poco.
Muchas gracias
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