Editorial de la Semana
- PRENSA
- 23 may 2016
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Detrás del éxito del micro existe un ejército
Por MANUEL SÁNCHEZ AGUIRRE
Presidente Fecolfutsalón
¡Qué tranquilizante es para un líder reconocer que detrás de sus decisiones existe todo un ejército trabajando para que las metas propuestas se hagan realidad! Es cierto, como representante legal, me otorgan todos los créditos de los resultados que alcanzamos, pero cuando los recibo, pienso en cada una de las personas que hicieron posible los éxitos de nuestra Federación. Lo que quiero decirles, es que no son mis éxitos, sino el de todos.
¡Sí!... Se me llena la boca y saco pecho cuando valoro cada una de las gestas que realizan en sus respectivos departamentos para que sigamos creciendo.
El trabajo mancomunado del dirigente del micro es una labor diferente a la que se realiza en otro deporte. El trabajo nuestro tiene que ver con las clases populares: nos untamos de pueblo; nos relacionamos con la cuadra; nos metemos en cada rincón de los barrios para generar actividades que conduzcan a que no desaparezcamos; nos recorremos cada una de las comunas de este país para revalidar nuestro bien ganado reconocimiento como el deporte más popular de los colombianos y hasta realizamos gestión ante la clase política para que en sus programas de gobierno incluyan la remodelación y construcción de nuevos escenarios deportivos.
Este ejército de dirigentes locales, han luchado conmigo grandes batallas y no ha habido una en la que no hayamos salido victoriosos. Con generales de tres soles como los presidentes de las 30 ligas que en la actualidad se encuentran adscritas a nuestra Federación, debemos estar tranquilos. Al fin y al cabo, tuvimos en don Jaime Arroyave el ‘general de generales’ que nos enseñó a luchar, el que nos mostró el camino y nos alineó con su personalidad: con carácter y convicción hoy desde la vicepresidencia de la AMF se siente orgulloso de lo que sembró…hoy está disfrutando de la cosecha.
Desde un cuadro directivo con Julián González y Víctor Vargas y mi propia asistente Diana Villamarín, hasta Hermes Mancilla con su sapiencia para todo lo que tiene que ver con el cuerpo colegiado, estos 30 guerreros se han reconocido a ellos mismos y se han apropiado de su misión al frente de sus respectivas ligas:
Pedro Alvarado Hilario, de la Liga de Amazonas; Jhon Freddy Ospina, de Antioquia; Pedro Elías Ayala, de Arauca, Tomas Bru Villa, de Atlántico; Luis Eduardo González, de Bogotá; Cristian Elles Nassis, de Bolívar; Jairo Almir Pineda, de Boyacá; Milton Hernández Botero, de Caldas; Édison Losada Valderrama, de Caquetá; Ricardo Alexander Orozco, de Casanare; Omar Giovanny Cifuentes Hurtado, de Cauca; Willian David Dan Ariño, de Cesar; Karen Mosquera Palacios, de Chocó; Francisco Berrocal Hernández, de Córdoba; Germán Parra Pacheco, de Cundinamarca; Stewart Díaz, de Fuerzas Armadas; Israel Vargas Tovar, de Huila; Manuel Ignacio Joly López, de Magdalena; Héberth Daza Santana, de Meta; Álvaro Andrés Zambrano, de Nariño; Jaime Enrique Niño Guerrero, de Norte de Santander; Pablo Daniel Castro Mier, de Putumayo; Edwin Fabián Sánchez, de Quindío; Julieta Castro Echeverri, de Risaralda; Hugo Enrique Cáceres , de San Andrés; Dionisio Arias Solano de Santander; Alex Álvarez Búelvas, de Sucre; Álvaro Rodríguez Barbosa, de Tolima; René Julián Quintero Gallego, del Valle y Didier Yamid Camacho Bravo, de Vichada.
Todos ellos, dirigentes valiosos a los que les debía un reconocimiento público.
Mi experiencia hace que les valore más su trabajo. Yo, también me unté de barriada muchísimos años, es más todavía lo hago. Desde cuando, como entrenador, entendí que la misión de mi vida era devolverles la confianza a los muchachos más necesitados de Bucaramanga, llevo este deporte en todo mi sistema circulatorio.
Recuerdo hoy cuando mi Renault 4 servía de ‘buseta’ para poder llevar a los muchachos a sus hogares en la periferia de la capital santandereana a las 12:00 m., o en la madrugada.
Un automóvil para cuatro personas lo hacíamos crecer, pues necesitábamos trasladar hasta siete u ocho jugadores.
Recuerdo también las dificultades que tuve con los papás de quienes después fueron campeones mundiales, sobre el proyecto que tenía en mente, pues estaba convencido que nuestro deporte se convertiría en una opción de vida.
Por lo anterior, cuando algunas personas se empeñan en hacernos daño, cuando una modalidad de otro deporte popular quiere de la noche a la mañana desconocer 50 años de historia porque sí, es que reacciono de la manera como lo hago… se me sale lo santandereano… me enojo y me transformo porque también pienso en el sacrificio que ustedes realizan porque quieren el micro.
Señoras y señores, con un ejército como el que tenemos con soldados uniformados de cortos como los mejores del mundo; suboficiales, como los entrenadores que aportan su experiencia para avalar nuevos proyectos; y oficiales de alto linaje como los presidentes que exponen su liderazgo de frente, el ¡Salve usted el microfútbol! más que una consigna y un grito de guerra, es un honor que hay que defender por encima del que sea.
Muchas gracias
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